miércoles, 3 de diciembre de 2014


Historia del monigote

Mucha gente nos preguntamos de cómo festejamos el Año Nuevo en Guayaquil, bueno les comentaré de dónde viene esta tradición.
La celebración de fin de año se la realiza con la tradición de quemar el año viejo o monigote, hecho que representa dejar atrás las experiencias negativas del año pasado, y dar la bienvenida a uno nuevo, con la esperanza de que sea mejor que el anterior. Hace mucho tiempo Roma rendía culto a Prometeo con la costumbre de realizar figuras de hombres, aves y animales que eran calcinadas por simbolizar los vicios humanos. Esta tradición pasó a los pueblos sometidos por Roma, incluyendo España país por el que fuimos conquistados. Los primeros datos sobre la existencia de los años viejos en nuestro país son de 1895, cuando una epidemia de fiebre amarilla azotó a los guayaquileños. Como medida sanitaria confeccionaron atados de paja y ramas con los vestidos de los familiares muertos, para quemarlos en la calle el último día del año y ahuyentar así la peste y la desesperanza. Es la representación de lo viejo y el inicio de lo nuevo, de dejar el pasado y de proyectar el futuro. Esto a través de muñecos, conocidos como años viejos o monigotes hechos con aserrín. Cada año se lo llora, las viudas, y herederos acompañan al viejo hasta el último minuto, cuando fenece, su notario da lectura al testamento para repartir toda la herencia acumulada durante el año, mediante el cual deja bienes, cualidades, defectos y penas, dando así a conocer lo ocurrido en el testamento, que no es otra cosa que una evaluación crítica de lo vivido con mucho humor. Hace 5 años podemos apreciar estos monigotes en tamaño grande en el malecón 2.000 con  leyendas o testamentos  de los hechos más destacados tanto nacional como internacionalmente. En Guayaquil las personas recorren los barrios para dar el último paseo al año viejo que recorra su ciudad. Los temas, generalmente políticos, de corrupción, deportivos o sociales, farándula, se explican con leyendas. El Año Viejo. Es un monigote que representa el año que termina, elaborado con ropa vieja, cartón o papel, relleno de paja o aserrín y con frecuencia con artefactos pirotécnicos, para ser quemado a la media noche del 31 de diciembre. Los muñecos representan a los acontecimientos o personajes más significativos, sobre todo negativos, del año transcurrido. En la ciudad de Guayaquil en la calle 6 de marzo se elaboran los monigotes y se exhiben para su venta estos llegan a tener un valor de $2.00 los más pequeños hasta $1,000 los grandes que miden más de 5 metros de altura. La gente la compra sin importar el precio porque significa que entre más gastemos mejor vendrá el año siguiente económicamente. Existe una creencia popular que dice que cuando uno hace un año viejo toda la vida lo tendrá que realizar porque si no lo hace un familiar querido fallecerá el próximo año. Su incineración a la media noche del 31 de diciembre es un ritual de purificación para alejar la mala suerte y de transición pues también se celebra la llegada del nuevo año. Terminado de quemar los años viejos se procede a sentarse toda la familia a cenar el Pavo horneado o Lechón horneado y vino o champagne, para brindar por la llegada del nuevo año. De esta manera se representa que en el nuevo año no nos va a faltar la comida en abundancia, pero no en todos los hogares no será así con un buen pan se está feliz mientras estemos en unión con la familia. Actualmente se ha venido mencionando que el quemar los muñecos ocasiona daños al medio ambiente y destruye las calles asfaltadas con brea, es por esto que en algunos lugares se prohíbe la quema, pero en calles aledañas a las principales se permite quemarlos  y así  podemos seguir manteniendo esta tradición que es parte de nuestra cultura. La quema del año viejo tiene antecedentes muy antiguos y se da en muchos lugares del mundo, se daba ya en las culturas babilónica, griega y romana.

Fuente:
http://www.viajeros.com/diarios/guayaquil/fiestas-de-fin-de-ano-en-ecuador


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